miércoles, 5 de enero de 2011

visiones danzantes

Era de noche, una noche clara y con una suave brisa que adormecía el alma, todo estaba en silencio, nada se movía, nada osaba alterar aquel instante.
Aun recuerdo como estaba sentado en una rama de roble observándola a ella, a la ninfa más hermosa que jamás se imaginó y a la cual descubrí por casualidad dos noches antes. Allí se encontraba ella, danzando en medio de un pequeño claro que se formaba entre los árboles. Bailaba entre las sombras de la noche y los destellos de las estrellas, sus brazos mecían el aire entre sus vaivenes y sus pies se movían con sutileza entre las ramas del suelo y alguna que otra raíz con tal delicadeza que parecían flotar sobre el fino suelo del bosque.
Era preciosa, de verdad, era la belleza personificada. Su piel de un suave tono tostado pero claro se desdibujaba con su brillante atuendo de color perla, el cual ondeaba con cada uno de sus movimientos acariciando las sombras que la rodeaban y transformándolas en pequeños destellos luminosos, su cuello se adornaba con una fina cadena dorada que sustentaba una pequeña joya de cristal en forma de llave, su cara era tan delicada como la porcelana y en ella surgía una fina boca de aspecto temeroso que nunca abría , su nariz parecía estar tallada con una precisión solo al alcance de los dioses, al igual que sus orejas, las cuales se bañaban en una corta cabellera castaña que llevaba semirecogida con una fina cinta de cabello, pero lo que más me cautivaba eran esos ojos oscuros, casi del color de las sombras, que parecían mirar al vacio de forma constante y perdían su mirada en medio de cualquier punto. Eran hipnóticos, capaces de atraer la atención de los astros y de los pocos cuerpos incandescentes que habitaban el manto nocturno, los cuales se fascinaban con su baile, el mismo que provocaba que las ramas de los arboles se arquearan hacia ella, que los arbustos crecieran para poder ver mejor como danzaba y que me tenía a mi oculto en una rama para poder contemplarla.
Su existencia duraba únicamente ese instante. Nacía con la puesta de sol y su imagen se desvanecía con los primeros cantos de la alborada. Vivía en los mismos momentos en los cuales lo hacían la magia y los sueños ¿porque que podría ser ella si no un sueño lleno de magia que permitiese avivar y dar vida a las fantasías de un loco soñador?

No hay comentarios:

Publicar un comentario