martes, 18 de mayo de 2010

Caminando por la nada

Nos encontramos sumidos en un largo caminar.
Un caminar sin destino fijo, donde lo único que guía nuestra travesía son los pasos dejados con anterioridad, difuminados en medio de la oscuridad. Una oscuridad nacida de nuestros miedos, del miedo a caminar, del miedo a avanzar, del miedo a vivir, en definitiva, del miedo a correr el riesgo de perder algo. Perder algo que ni siquiera tenemos. Porque ese es el temor más grande que nos acecha, perder lo que no tenemos, lo que anhelamos, soñamos o puede que inventemos, o sea, solo pensamientos y fantasías que pasean por nuestra cabeza enturbiando y distorsionando nuestros pasos y provocando que nos quedemos inmóviles por miedo a seguir caminando, viviendo, y encontrarnos que nuestra mente hace desaparecer el suelo bajo nuestro pie, provocando que caigamos y todo se acabe sin darnos cuenta de que la única forma de caer es quedándonos inmóviles por miedo de fallecer y errar el camino, pero quedándonos estáticos solo conseguimos equivocarnos de camino, puesto que no elegimos ninguno y perdemos todos los posibles más el que no hemos cogido. Mientras nuestro cuerpo se hunde en las arenas producidas por nuestra inerte mente que aun no es capaz de darnos el equipaje de la felicidad porque tiene demasiado miedo a perder, en definitiva, demasiado miedo a vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario